Uno de los muchos efectos que ha tenido la COVID-19 en el panorama empresarial ha sido exponer las debilidades de las empresas… pero también hay fortalezas de una organización que se han potenciado a causa de la crisis. ¿Cuáles son?
Fortalezas de una organización
Una de las herramientas más populares de análisis es el llamado cuadro DAFO. Se utiliza para analizar la situación tanto de negocios, como proyectos o personas. Es muy necesario a la hora de elaborar estrategias de cara al futuro.
Para llevarlo a cabo, es necesario hacer una recopilación las debilidades, las amenazas, las fortalezas y las oportunidades de la empresa o proyecto en cuestión. Es decir, se trata de valorar los puntos fuertes y débiles de la organización, tanto a nivel interno como en relación con su entorno.
Fortalezas y debilidades: análisis interno
El análisis interno es clave para que la empresa pueda desarrollar una estrategia que le permita alcanzar una ventaja competitiva, e incluye contemplar fortalezas y debilidades.
Entendemos por fortalezas de una organización los recursos o capacidades de que dispone para lograr sus objetivos. Por ejemplo su ubicación, sus recursos humanos, su nivel de digitalización o su logística.
Las debilidades de una organización, la otra cara de la moneda, son sus limitaciones, los defectos o carencias que se interponen en la consecución de los objetivos de la empresa.
Entre las debilidades de las empresas encontramos una mala gestión logística, la falta de recursos financieros, la incapacidad de producir a costes competitivos…
La pandemia de la COVID-19 ha desestabilizado completamente el mercado. Empresas de todos los sectores y tamaños han sufrido el impacto de la crisis de diferentes formas, lo que hace necesario revisar el análisis DAFO.
Lo que funcionaba antes, quizá no funcione ahora. Hay que establecer cuáles son las fortalezas de una organización que se ajustan a la nueva situación.
¿Qué fortalezas de una organización se pueden derivar de la COVID-19?
Tras el golpe, “relamiéndose las heridas”, es decir, tratando de estabilizar sus negocios, algunas empresas han conseguido cierto éxito en el esfuerzo por reinventarse o por buscar nuevas vías de negocio.
Todas las empresas, especialmente las más desfavorecidas en esta situación, deben buscar la forma de potenciar su flexibilidad de respuesta ante los cambios.
La agilidad y la capacidad de adaptarse son las fortalezas a desarrollar. Y las soluciones tecnológicas son el instrumento que respalda estas fortalezas.
La pandemia ha servido para acelerar la digitalización de muchos negocios, que han tenido que apurar el paso ante las nuevas necesidades surgidas. Las empresas seguirán beneficiándose en el futuro de este salto hacia adelante en su transformación digital.
En cuanto a las debilidades…
Además de las carencias en cuanto a digitalización, la crisis de la COVID-19 ha puesto en evidencia otras debilidades de las organizaciones. Por ejemplo, la precariedad laboral o las carencias a nivel financiero.
Claramente, las empresas con mayor capital tienen ahora la oportunidad de adquirir a bajo precio empresas más desfavorecidas, o de conseguir fusiones ventajosas. Algunas de las empresas más débiles financieramente se verán obligadas a modificar su tamaño o su estructura, y otras no superarán la crisis.
En general, la crisis desatada nos ha demostrado que no estábamos preparados para una pandemia, y los planes de gestión de riesgo tradicionales se han demostrado ineficaces ante estas situaciones. Tras el golpe, parece adecuado analizar el impacto y buscar la forma de posicionarse mejor para situaciones análogas que puedan darse en el futuro. Estudiar las fortalezas de una organización y sus debilidades a la vista de los cambios quizá sea la mejor forma de empezar a recuperar la confianza de los usuarios y recuperar el tiempo perdido.